Estoy anonadado y más que consternado... el lunes pasado, en el restaurante Dave & Busters (que yo, en un arranque de creatividad arrabalera rabauticé como Dave & Fuckers), en donde hay maquinitas para quemarte toda tu quincena, llegaron dos tipos y sin más ni más cosen a balazos a otros dos que estaban departiendo alegremante con la familia, refinándose unas buenas hamburgers con sus inseparables french fries atiborradas de ketchup, acompañados de inmensos vasos de refrescante y nutritiva coke.
No faltó el regio que dijo "Uta, esto ya parece el D.F.", ¡no manchen!, y lo malo es que el comercio restaurantero en cuestión está en San Pedro, zona del área metropolitana regia que se caracteriza por su lana y pedorrez y que, por lógica, debería tener una seguridad digna de la visita de Bush, minimo, pero parece que me equivoqué.
Y lo peor de todo es que, en ese lugar, la empresa donde chambeo, HTC, a cada rato organiza lindos convivios para premiarnos por nuestro más que excelente desempeño en esta jungla de microchips que es el ambiente de los call centers, si los directivos tienen las bolas de volver a invitarnos a dicho lugar yo creo que voy a pasar... aunque, no sé, en ese lugar esta mi juego de video favorito: Star Wars Trilogy (What Else?), y lo que sea de cada quién, las botanitas que nos sirven de a grapa están a toda madre, ¿qué hacer? ¿qué hacer? ¡Oh, decisiones, decisiones que hay que tomar!
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