Todo aquel que haya tenido la desgracia de conocerme en estos últimos dos años, sabrá que le tengo una fuerte aversión a todo aquel individuo que haya nacido en los Estados Unidos, a partir de entrar a engrosar las filas del heroíco departamento de soporte técnico de AOL, más del 50% de los clientes anglos atendidos han resultado ser personas de la más baja educación, irritantes, groseros, impacientes, ingratos y sin olvidar arrogantes. No me cabe en la cabeza como es que ese pueblo sin identidad nacional, de comedores de hamburguesas y bebedores de Coca-Cola hayan podido hacerse con la economía mundial, por lo que, después de mucho elucubrar, he llegado a dos preocupantes conclusiones:
1.- Su política de propio beneficio a lo largo de la historia ha sido ascender, pisotear y vapulear a otros países, sin importar raza, sexo, credo, afiliación política o sexual.
2.- El resto del mundo está formado por una sarta de imbéciles dejados que se dejan mangonear por unos gueros ojiazul de blancos dientes cuyo solo motivo en la vida es el joder al prójimo.
Mi primer contacto con esta forma de pensar anti-yanqui vino de leer un excelente libro en mis tiempos preparatorianos, cuando era jóven y bello, del uruguayo Eduardo Galeano llamado Las Venas Abiertas de América Latina, maravilloso texto que palabras más, palabras menos, te narra la historia completita de todas las barbaridades y excesos que los españoles primero y después los estadounidenses han hecho no sólo a nuestro país, sino a toda América Latina.
Los hijos del tío Sam, con el pretexto ya muy gastado de "defender la libertad y democracia" de otros países con menos ventajas que ellos, han financiado guerras, creado revoluciones, subido a verdaderos dictadores al poder y todo esto con el fin de facilitar hacer negocios a todo lo largo y ancho del globo y de explotar sus riquezas naturales, convirtiéndolos en la nación más temida del mundo después de la Alemania Nazi y ahora más que nunca con el presidente oligofrénico de George Bush.
Aunque, he de confesarles que, no odio todo lo surgido de Estados Unidos, hay cosas muy buenas como Star Wars, las galletas Oreo, las Pop Tarts, las librerías Barnes & Noble, la trilogía de Matrix, el pollo frito de Popeye´s, el jazz, la música de Pearl Jam o Moby, y hasta existen gringos que admiro como es el caso de George Lucas y Michael Moore. Pero cuando recuerdo que este país fue el mismo que nos arrebato medio país en 1847 y a cambio nos dió el FBI, la CIA, American Idol, Britney Spears o la doctrina Monroe, no me queda otra cosa más que odiarlo "con odio jarocho" como dijera el Ratón Crispín. Estados Unidos sería un gran país... nada más hay que quitar a todos los estadounidenses.
Así que no hay placer más grande para mí en el trabajo que atender a un arrogante y racista norteamericano ¿Porqué?, pues porque al resolverle el problema de conexión de internet, transforma su actitud como por arte de magia, me lo agradece melosamente y condescendientemente me pregunta que cual es mi nombre, se lo meciono (esto para la survey) y después agrego: "Oh, and by the way... I´m Mexican". Si no fuera por esos maravillosos momentos y los días de cobro, yo ya hubiera renunciado hace eones.
Una de las cosas que espero atestiguar antes de morir, es presenciar la decadencia y, si se puede, la total caída del imperio yanqui... con eso me puedo dar por muy bien servido.
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