Tuesday, October 26, 2004

Antropos

¡Hey mother-fucker!
¡Hey-hey mother fucker!
Grito de guerra antrero
Circa 1987


Este es el lugar de "sano esparcimiento" de la juventud mexicana, desmadrosa y noctámbula por excelencia, sitio descendiente híbrido de los salones de baile y los hoyos fonki... desde mediados de la década de los 80´s los antros se han convertido en la espina dorsal de la noche azteca.
Los primeros antros que yo haya pisado pudieron haber sido el News Toreo y el Rock-Stock (las memorias que tengo están empañadas por una densa niebla etílica), después caería en muchos otros como Rockotitlan, Mecano, La Paradoja del Gato, La Iguana Azul, La Pared, El Callejón y ya en épocas más recientes, de los que más me acuerdo son del La Boom, el Hard Rock Live y el Bulldog ¡Aaah que tiempos tan pachecos aquellos Don Porfirio!


En estas cuevas de vicio y perdición, por una obscena cantidad de dinero entras a olvidarte del mundanal ruido y sus consecuencias de hueva: Puedes beber como un cosaco, ligar como un Casanova o bailar como miembro de tribu perdida de la sierra mazateca. Te desinhibes y tomas personalidades opuestas a la que normalmente utilizas y lo más facinante de todo es que atestiguas las más diversas manifestaciones culturales que tiene la chaviza de este país de la tuna y el nopal. En estos locales te encuentras a personajes de la más diversa índole como los fresas, juniors, technos, hippies, ravers, darkies, grungeros, jeivis y un chorro más...
Y en cuestiones femeninas tambien hay de donde elegir, hay reinas, princesas, mamonas, ranflas, zorras, chamagosas, secres, gatas, apretadas, monjas y una que otra que tiene una cara que sólo una madre podría amar, pero eso sí, las ventajas que tiene el llamado "sexo débil" en estos sórdidos espacios es que muchas veces no se tiene que caer con el bendito cover.
(De antemano pido disculpas a las damas por estas guarrísimas descripciones pero soy un cronista de la estirpe de Don Bernal Díaz del Castillo, escribo lo que oigo, no son mis opiniones ni soy machista... ¡Líbreme Dios!)

Prosigamos... Aquí las anécdotas nacen, los idilios surgen, el desengaño acecha, los mitos se crean, las diosas bailan y simples mortales las desfloran en un motel, el flirteo aparece, el éter fluye, el humo de hielo seco se expande, las hormonas hierven, los cuerpos se rozan, acaracian y restregan al ritmo de la música, las luces y el strobo.

Todos los antros tiene esa atmósfera mistriosa, turbia y prohibída, es un taboo, el solo ir a ellos ya es toda una aventura, la incertidumbre es la reina del lugar y siempre seestá atento hasta que punto uno va a ceder a la tentación arrolladora del faje y el cachondeo; y como puedes salir con una jarra sin más consecuencia que una cruda espantosa, puedes obetener el número de teléfono de la persona con la que tengas un one night stand, un romance fugaz, una tórrida relación o hasta un matrimonio.

Desgraciadamnte, los antros tabién tienen su lado oscuro; para entrar a algunos de los de más caché, tienes que al górila humillarte con el gorila tlahuica de la entrada (quien alguna vez haya ido al Bulldog y tuvo la desgracia de toparse con el mierda del Charly sabrá de lo que hablo), después, para acabarla de chingar, al entrar al tan esperado lugar, está peor que el trayecto Toreo-Hidalgo de la línea 2 del Metro, como dice el dicho: Entras de guatemala a guatepior, caminas al grito de ¡Compermiso! ¡Compermiso!, con el riesgo de que te fajen ( y no precisamente una mujer o que de plano te bajen la cartera, tu pasaporte al nirvana alcohólico directo y sin escalas. Seguido de esto, está el omnipotente y omnipresente DiYei, el cual por causas ajenas a nosotros (sabrá dios que se habrá fumado) saca cada mezcla más culera que hasta al más tranquilo lo convierten en asesino en serie, bien lo dice Fobia en su canción: "No se puede aguantar, maten al DJ..."


Y para finalizar, a las bebidas del lugar les ponen ciertas sustancias que no pertenecen al reino animal, vegetal, ni al mineral, es más, como dicen por ahí: "algunas de ellas todavía ni las descubre el departamento de toxicología de la UNAM"... basta un sorbito de ellas para que te sientas como si tuveras el mal de San Vito o como enano de Tapanco.
Más, yo creo que la mayoría de nuestra generación recordará con nostalgía aquellos sitios, ya que crecimos ahí, mamamos de la cultura urbana (aparte de un chingo de alcohol) y conocimos las pasiones humanas, supimos lo que era desear y ser deseado, le perdimos el temor a los prejuicios, supimos lo que eran las intrigas y se nos abrieron las puertas a un cosmos mucho más rico y fascinante que el de nuestra niñez, perdimos nuestra inocencia y fuímos "violados anímicamente" entre todo este alcohol, sudor y penumbra.

Así que solo me queda decir... ¡Al derecho, al izquierdo, al centro y pa´ dentro! ¡Salud!

Dedicado a todos aquellos millones de valientes antronautas
que noche a noche se ponen hasta la sombrilla
sin temor al nuevo día

1 comment:

Javier said...

"el rock no tiene la culpa" como dirían célebres antronautas para librarse elegantemente de toda culpa. Ya la cantidad de anécdotas en tales sitios (y la calidad) sobra decir que son suficientes para incluir dichos lugares en los más recónditos y laberínticos callejones del subconciente. Pero como bien dices, la ventaja es que la memoria se nubla y las lagunas mentales ya son mares. Pero este fin me tomaré otra a tu salud. Sólo por el placer.