A petición de mi respetable público narraré el tán sobado Piedras Verdes Incident, una anécdota que se volvió leyenda en las oficinas y pasillos de www.elfoco.com allá por rumbos coloniales de San Angel Inn... comenzaré diciendo que esta simpática historia es una de tantas guarradas que nos gastábamos todos los que trabajábamos en tán insigne empresa cibernética, propiciando que el ambiente fuera mucho más relajado y familiar (P.D.- ¡Viva la familia!).
Todo empezó cuando llegué a las 8 en punto de la mañana a trabajar como buen héroe del Internet que soy, Rafael siempre llegaba una hora u horas después (depende de como había estado de chamba o chupe)... total que aquel día tenía que hacer una reseña sobre el soundtrack de la pachequísima película de Ángel Flores Piedras Verdes y al buscarla en el cajón del escritorio del desgraciado de mi editor (el cual siempre era un reverendo desmadre y sospecho que ya albergaba extrañas formas de vida) el imbécil de su servidor hace que el CD se fuera hasta atrás del cajón y se cayera hasta el fondo del escitorio; los pinches cajones no se quitaban ni con bomba atómica y para acabarla de jetiar, como cereza al pastel de shit, la maldita reseña tenía que ser entregada en ese mismo día, si no, me colgaban de los merititos kiwis, me quemaban en leña verde y al aire libre.
Ya se imaginarán que en esos momentos sentía que me llevaba la chingada directo y sin escálas, estaba hecho un energúmeno tratando de recuperar el bendito disco a como diera lugar, trataba de mover el escritorio (pesaba un huevo), metiendo la mano y el brazo a ver si podía llegar a sacarlo contorsionandome como aprendiz de Houdini y ya como a la hora todos en la oficina me veían con lástima y ojos de "Pobre Güey" y hasta el querido Moises me trató de ayudar con un desarmador y ya para eso de las 11 de la mañana me quedé con cara de "Ya-valí-madres"...
En esas andaba pariendo chayotes todavía agachado y en cuatro patas, pensando en lo que le iba a decir a mi editor en una posición más que comprometedora y digamos muy tentadora para cualquier habitante de penitenciaría o mariposón de carnaval veracruzano cuando el animal de Rafael llega y al verme en tán pornográfica pose, comenta: "Pues bueno, ya que anda de ofrecidito, pus..." y se va acercando sigilosamente hacía mí el muy ojete... y justo antes de que llegara a mí, que aparece la recepcionista (¡se me olvida su nombre, coño!) para comentarle que le había hablado nosequién de nosequé disquera para decirle sepalaverga y éste, al oír la voz de la chava nada más dice: ¡¡¡¿¿¿Eh???!!! y pone cara de Al Bundy (el protagonista de la maravillosa serie televisiva Married With Children) y como dice el dicho, lo agarró casi con las manos en la masa o en las nalgas (¡Mis nalgas!), como uno quiera verlo. La pobre monita, al ver la escenita, se quedó con los ojos como platos, se puso pálida y se va hecha la chingada a su lugar.
Está de más decir que este pícaro incidente causó la hilaridad oficinística por más de media hora (el pinche Moy estuvo cagándose de la risa creo que hasta dos horas después, me cae) y yo ni en cuenta, hasta que los demás me contaron todo y me quedé mentándole la madre al socket de Rafael, mientras éste no paraba de cagarse de la risa.
Pues bien, ahora ya lo saben, este es el humillante, sórdido, enajenante y muy poco cordial caso Piedras Verdes, pa´ que no digan que no los consiento, ojetes. Moraleja jóvenes: No anden con el cabuz descuidado y menos en la oficina... no vaya a ser que su editor se las quiera pedir prestadas.
P.D.- Para acabar diré que después de que pasó todo el show, a eso como a la hora de la comida, el muy sodomita de Rafael todavía va con la recepcionista y le dice: "¡El me obligó, yo no quería hacerlo!"... ¡Que bolas tan azules, carajo!
1 comment:
JA!, ja,ja,ja,ja! y más jas!... no sé porqué me recuerda a la historia de un muy buen amigo baterista que se encontraba instalando el sonido en la azotea de conocido domicilio en satelucolandia cuando "Voltron", el perro de la casa, le comenzó a bombear y dicho amigo al respingar recibió tremendos gruñidos de pastor belga que no le dejaron opción más que aguantarse la arremetida .... ¡No @#%¬&/ª!. ¡Je,je, je!.
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