Saturday, January 15, 2011

El mono apestoso

Prometí poner esta historia a mi señor padre, el Cacique de Calacoaya, ya que muestra el folklore e inmensa sofisticación que ha imbuido a mi familia por generaciones...

El Cacique es una persona que prefiere las delicias del hogar a salidas a la noche ya sea con amigos o con familia, así ha sido y siempre será... En una de esas que casi casi lo arrastraron a regañadientes a una de esas francachelas con efluvios de Baco, decidió acortar el tiempo de la estadía haciendo alguna acción de la más baja estofa para así mandar a pique dicha reunión.

Cabe decir que la casa era de una señora de altísimo copete y, por supuesto, el 90% de la gente era emperigotadísima de los Marqueses de Sierra Nevada para arriba, los cuaes, JAMÁS han sido del agrado del Cacique ya que se les hacen muy mamones.

Total, que a la hora de los coctéles todo mundo se puso a platicar anécdotas (para cuajadez del Cacique) hasta que la dueña de la casa le preguntó a que se dedicaba en esta Valle de Lágrimas, a lo que el respondió muy presto que tenía un doctorado en "Ciencias Ocultas y Lenguas Muertas"... aquí, la que en ese entonces era esposa del Cacique abrió los ojos como platos pero se quedó callada, ya que sabía que esa era la señal en que el mitote de la "high" se fuera por el caño.

Total que la dueña de la casa le pareció interesantísimo la profesión que se puso el Cacique y le pidió que le hablara de algunas de sus experiencias en esos temas arcaicos y olvidados...

El Cacique se relamía los bigotes, se puso en posición de narrador y como un Miguel León Portilla de 110 kilos empezó a contar esta anécdota, habiendo captado la atención de todos los ahí presentes y ésta iba algo más o menos así:

"Ustedes sabrán que yo he viajado mucho y en uno de esos viajes que hice a Chiapas (pura madre) a estudiar la cultura maya, estaba sentado en un camión y en una de las paradas se subió una mujer que llevaba algo en la espalda, parecía que era un niño pero en un examen más detenido, ví que era era un pequeño monito que estaba muerto...pero adonde lo llevaba nunca supe.

Total que el camión seguía avanzando por tierras chiapanecas y obviamente, como tiene un clima tropical con un calor que raya en lo tórrido, el changüito a la espalda de la indita entró en proceso de descomposición y empezó a oler francamente mal.

Seguían los kilómetros hasta que la gente, chofer incluído ya no podían aguantar la peste del cadáver, hasta que el chofer frenó en seco, abrió con violencia la puerta y grito a todo pulmón:

-¡LA SEÑORA DEL MONO APESTOSO QUE SE SALGA!

Y como por arte de magia 5 se salieron del camión y 4 cruzaron la pierna".

Acabo la fiesta y al Cacique nunca lo volvieron a invitar...

3 comments:

Rulo said...

Nada más fino que las reuniones de la realeza, o no mi marqués?

Gerardo De la Garza, el biógrafo no oficial del Marqués de Topochico said...

Gran verdad es esa Maese Rulo

Saul Haro said...

La finura en su máxima expresión.