Tuesday, January 27, 2009

Crónica de un diente arruinado

Primer acto: Corría el año de 1989 y fuí aun dentista de esos que se anuncian casi, casi en los baños públicos para que me tapara un colmillo de emergencia y el muy idiota se equivocó de diente.

Segundo acto: En 1990, otro dentista me arregla el colmillo arruinado en el que quedó un agujero como hoyo de mina guanajuatense que rellenó con esa mezcla pastosa que utilizan los dentistas que parece mastique y que es tan duro como el esmalte.

Tercer acto: A mediados del 2007, mientras estaba en un "training" de cierta compañía de la mejor ni quiero nombrar por no pecar de indiscreto, se me cae el pedazo de diente dejando solo la parte de fuera del colmillo, sigo con el hoyo que parece cráter lunar...

Cuarto acto: Ya para acabarla de joder, lo que quedó del colmillo se me desmadró cuando estaba comiendo una carne asada riquísima pero más dura que el cuero o la carne de caballo, haciendo verme, cada vez que me río como un enfermo de escorbuto o el teporocho de la esquina, carajo.

El domingo pasado fui a desayunar con mi madre y como ella no es fijada me dice espantada: "¿Qué ahora te falta un diente?" y cuando asentí luego luego le dije: Sí pero ya voy a ir con Guadalupe (mi desntista de confianza) para que me ponga uno postizo... y si voy a ir pero no sé cuando. ¿Qué me recomiendan? ¿Algún diseño sobrio hecho en cerámica o algo sofisticado como un diente de oro con filigranas de plata?

Finalmente la vida diaria y el stress anda haciendo que poco a poco todo se me caiga a pedazos... Auxcorro, soquilio.

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