Como el Killer Pollo sigue en el taller y no tiene para cuando salir, he empezado a tomar camiones, recordando mis glorias peserísticas de antaño, cuando todavía existía el legendario R100, yo no tenía coche y ni sabía para que servía.
Al entrar al camión en la avenida Lázaro Cárdenas bajo un sol de 37 grados, una oleada de recuerdos invadió mi mente, el chofer con cara de pocos amigos que me dice el precio de la tarifa (aquí en Monterrey son 6 pesos), me da el boleto y me interno en el interior del camión, entre asientos pintarrajeados por símbolos alquimistas de pandillas o de plano maltratados por el típico vandalito que no tiene nada mejor que hacer que desmadrar propiedad ajena.
Me senté hasta atrás como acostumbraba para así, mañosamente, tener acceso más fácil a la puerta de salida, estremeciéndose mis tímpanos con el ruido infernal del motor, con un calor de los mil diablos y oliendo a dióxido de carbono, sudor y fritangas de la señora sentada adelante de mí.
Bien modosito el Marqués todo sentadito con su mochila de MARCO en las piernas cual si fuera una colegiala yendo a clases ella solita por primera vez y recordé esa sudorosa expectación cuando me subí por primera vez a un camión de transporte público, cuando todo un universo de aventuras me esperaba en los camiones de este nuestro maravilloso país de la tuna y el nopal.
Terminaré este blog con una milenaria composición que cantaba el Marqués de chico, cuando iba de paseo en el camión de la escuela:
Al entrar al camión en la avenida Lázaro Cárdenas bajo un sol de 37 grados, una oleada de recuerdos invadió mi mente, el chofer con cara de pocos amigos que me dice el precio de la tarifa (aquí en Monterrey son 6 pesos), me da el boleto y me interno en el interior del camión, entre asientos pintarrajeados por símbolos alquimistas de pandillas o de plano maltratados por el típico vandalito que no tiene nada mejor que hacer que desmadrar propiedad ajena.
Me senté hasta atrás como acostumbraba para así, mañosamente, tener acceso más fácil a la puerta de salida, estremeciéndose mis tímpanos con el ruido infernal del motor, con un calor de los mil diablos y oliendo a dióxido de carbono, sudor y fritangas de la señora sentada adelante de mí.
Bien modosito el Marqués todo sentadito con su mochila de MARCO en las piernas cual si fuera una colegiala yendo a clases ella solita por primera vez y recordé esa sudorosa expectación cuando me subí por primera vez a un camión de transporte público, cuando todo un universo de aventuras me esperaba en los camiones de este nuestro maravilloso país de la tuna y el nopal.
Terminaré este blog con una milenaria composición que cantaba el Marqués de chico, cuando iba de paseo en el camión de la escuela:
"Acelerele chofer...
acelerele chofer,
que lo viene persiguiendo la mamá de su mujer,
con la escoba de barrer
y la aguja de coser..."
5 comments:
jajajajaja chale, bonita canción.
La primera vez que me subí a un camión fue cuando empecé la universidad muy lejos de mi coche queridito y esa vez me caí del camión asi que buenos recuerdos no les guardo puaj
que afinado es el marques para cantar
Buena composicion picaresca, creoque tendré que aplicarsela al "chófer" de la ruta 2 (o sea, la que pasa por mi casa) los días miercoles y viernes que entro a clases a las 8:30am y salgo como pedo contando los minutos para que me pongan falta.
Dentro de las curiosidades gráficas que he encontrado en los asientos del microbus, es el típico dibujito con forma de ñonga peluda, ¡NO MANCHES! ya se que es solo un dibujo, pero da ñañaras ver los demas asientos ocupados y resignarte (casi casi frunciendo el ñe) a sentarte ahi...
Buenas noches mi estimado Gerard... pero para ustéd, yo aun sigo haciendo tarea y al parecer hoy no dormiré :(
Uyyyy Don Marqués, ¿quién lo viera dándose sus baños de pueblo? Mientras no se siente de ladito junto al chofer en el banquito cobrapasaje, todo está perfecto.
Beso transportista.
uy pues el transporte púbico tiene sus ventajas:
1. Vas viendo el paisaje sin tener que preocuparte de la distancia entre coche y coche....
2. Ves el folclor y nuestras raíces en pleno.
3. Lees o te duermes.
4. Amplias tu cultura con las propuestas musicales de los choferes.
5. En algunos casos hay taco de ojo... por lo general un extranjero perdido entre la banda.
Las desventajas (conste que son desde el punto de vista femenino):
1. Lo que es el arrimon de camarón
2. Los apretujamientos
3. El calor
4. La peste.... ufff en verdad puede ser doloroso
5. Ir de pie.
6. No te deja en muchos casos en la puerta de tu casa.
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