Friday, September 16, 2005

Mis hijos de tinta y papel

Para todos aquellos que trabajamos en el difícil medio de la palabra escrita y en el arte de la ebanistería linguística (al estilo del maestro Juan José Arreola), que se mueven por ese circuito editorial lleno de deadlines, "bomberazos" y uno que otro chayotazo, no hay nada más reconfortante, satisfactorio y aventuro decir hasta orgásmico que el ver nuestro artículo publicado con nuestro nombre en un periódico o revista.

La primera vez que sentí esta emoción fue el viernes 9 de mayo de 1997 cuando publicaron en la sección "Estado" del periódico Reforma una entrevista que le hice al insígne pintor Carlos González Escamilla (de hecho fue la única cosa que logré que me publicarán en esos tiempos). Recuerdo que cuando se lo conté a mi padre, él, muy orondo, fue al puesto de periódicos más cercano y compró una docena. Vaya, el hombre no dejaba de decir que su hijo ya era periodista y que ya se codeaba con los grandes... tanto cariño le tengo a la entrevista que la tengo guardada, ya con el papel crujiente y amarillento de "mírame-y-no-me-toques" por el tiempo en un portadocumentos de plástico junto con todos mis documentos personales.

Esta sensación la volví a tener ayer cuando uno de de las figuras más reconocidas en el medio cultural de Monterrey, Arnulfo Vigil, a quién conozco gracias a mi amistad con Armando Alanís, creador de Acción Poética, me comentó que una reseña que había escrito hace unos meses (y que ya había creíso que nunca iba a aparecer) se había publicado en su revista y que pasara a recoger mi pago en especie, que eran 10 ejemplares de la revista de nombre "Oficio".

No es por nada y los que escriben, como Chuy o Rafael, no me desmentirán cuando llega ese momento en que los dedos le hormiguean a uno y las pupilas se dilatan por la excitación al ver sus palabras impresas en papel ajeno para el disfrute de la demás gente y aunque la mayoría de estos ejemplares acaben en el mejor de los casos arrumbado en un sótano o en el peor de los casos de papel higiénico para algún albañil, LA GENTE YA LEYO ALGO TUYO y la sensación es adictiva como una droga o el sexo.

Yo por eso cuando me dicen que si voy a tener hijos, yo siempre les digo que ya tengo un chingo regados por el mundo de tinta y papel y hasta de megabytes y chips (en el caso del internet). Cualquier idiota puede tener un hijo de carne y hueso pero hijos de tinta y papel... a ver cabrón, echate unos a ver si tán chingón.

Un saludo a todos los compañeros escritores y periodistas deseándoles un glorioso 16 de septiembre, esperando que el fantasma de la cruda los trate con benevolencia y no se ensañe con ustedes.

P.D.- Vaya un agradeciemiento a todos ustedes, lectores cibernautas anónimos quienes me hacen el enorme favor de leer estas pendejadas, no saben lo mucho que significa para mi y por ello les estaré agradecido siempre... Gracias.

2 comments:

Jorge Pedro said...

bonito blog.

stelazyne. said...

siga así don.