Thursday, May 19, 2005

Episodio III: Nace un ojete

Después de contar los días, las horas, los minutos y hasta los segundos por fín se me hizo ver la última película de la saga intergaláctica a la que soy tán afecto, Star Wars Episode III: The Revenge Of The Sith exactamente a la medianoche del 19 de mayo, zambulléndome por última vez en ese fantástico universo cómico-mágico-musical creado por George Lucas en 1977, cuando yo contaba con sólo míseros 6 añotes.

Por fín supe como nació uno de los villanos más reconocidos de la cinematografía mundial e ícono de la cultura pop; Darth Vader, lord oscuro del Sith, de dónde sacó ese traje negro, esa máscara de pesadilla, esa pechera que parece consola de radio gubernamental, esa respiración de fumador empedernido de delicados sin filtro y lo más importante de todo, la manera en que estableció esa relación más que masoquista con el Emperador Palpatine, un hojaldra sin redención digno de ocupar algún puesto importante en nuestra política nacional, un wey malo, muy malo, requete malo. Mis felicitaciones al actor británico Ian McDiarmid, quién le dió al villano una personalidad maquiavélica muy propia de las tragedias shakesperianas.

Al llegar al cine a eso de las 11.30, me lo encuentro atiborrado de personas aproximadamente de mi edad disfrazados de jedis o Darth Vader y otros más discretitos que portaban algún artículo de la franquicia intergaláctica en su persona, como una gorra o una playera, yo, por mi parte llegué con mi corbatota de Halcón Milenario, X-Wings y Tie-Fighters (al verla, mi chava Lily me soltó el "¡Ay, no mames!" más sincero que haya escuchado en mi vida) con un botón con el inmortal lema jedi "Qué la fuerza te acompañe". Si, soy un geek y a mucha honra.

Ya dentro de la sala, oí hasta arriba que gritaban "¡Chilangooo!" y que me voy encontrando al consejo del Dark Side de HTC en pleno que se descolgó para ver tán sofisticada ópera galáctica como el Chip, Juan Noh o Marco Lee, quienes hasta me apartaron un lugar... un gran detalle tomando en cuenta que en el pinche cine ya no cabía ni un alfiler y muchos la vieron sentados en las escaleras jodiendose el coccix o la quinta lumbar, sin mencionar los dolores de nalgas.

Para pasar el tiempo, nos enfrascamos en trascendentalísimos temas de conversación que solo nuestra sofisticada secta puede tratar, como la posibilidad de una relación homosexual entre los maestros jedi y sus discípulos padawan, las diversas técnicas de contrucción de los sables de luz (¿Sabían que se hacen con cristales de un sistema estelar llamado Adega?), teorías sobre el descubrimiento de la fuerza (ese campo de energia formado, que rodea y penetra a los seres vivos, como le diría Obi-Wan Kenobi a Luke Skywalker) o que tán oscuro y profundo puede llegar a ser el lado oscuro de la fuerza. Ya faltando 10 minutos, tres tipos disfrazados, en un arranque de inspiración fanática se ponen a pelear al frente del cine con sus sables de luz de juguete para diversión del respetable... ¡Carajo parecía la Arena Coliseo!

Total que cuando se apago la luz y se oyeron las fanfarrias de la Twenty Century Fox y apareció el logotipo en la pantalla, todo el público se puso a rugir de placer, aplaudió hasta ampollarse las manos y lubricó los chones (yo, incluído) para ver la última aventura del Anakin Skywalker antes de que se lo cargara el lado oscuro de la fuerza y acabara como víctima de San Juanico.

Hay que mencionar que en algunas escenas, algunos críticos comentan que hace referencia a la política expansionista del gobierno de Bush con frases como "Sí no estas conmigo, eres mi enemigo" o "Así acaba la democracia... con aplausos ensordecedores" a lo cual Lucas declaró que no tuvo intención de criticar, lo hizo para darle más profundidad a la trama. Yo le creo, es imposible comparar al inteligentísimo pero muy culero Emperador Palpatine con el imbécil redomado de Bush... ni siquiera hay comparación.

Ojo: Esta es la única película de la saga de Lucas que no es para toda la familia, es trágica en extremo, el final no es feliz para nada y hay muchas escenas fuertes, entre ellas cuando el Ani mata a un chingo de pequeños padawans, cuando comienza el exterminio de caballeros jedi o cuando Anakin queda achicharrado, convirtiéndose en el mefistofélico Darth Vader, así que si lleva al niño de 6 años, no le extrañe que al llegar a la casa le pida dormir con la luz prendida...

Que conste que lo advertí.

Así que ya saben, con esta película acaba la saga (dicen) de Star Wars, por mí vayan a ver esta película una, dos o las veces que quieran, dicen que para el año próximo se tiene preparado dos programas de televisión (uno con actores reales y otro en animaciones) que va a establecer un puente entre el Episodio III y el Episodio IV, pero por mientras, disfrutenla a más no poder y que la fuerza los acompañe... siempre.

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