Wednesday, November 10, 2004

Katushka, la cosaca del Volga

Esta educativa experiencia sucedió justo cuando cumplía 24-25 y los protagonistas fueron Gabriel Bastarrachea, ex-compañero de carrera de Ciencias y Técnicas en la Información en la H.H.H. (Honorable, Humanística y Huevona) Universidad del Nuevo Mundo y un servidor. Ya al final del día de clases, un día particularmente difícil en el cual tuvimos que presentar como tres exámenes parciales, y Gabriel, sabedor de que ese día cumplía añotes me dice: "Pues vamos a festejar tu cumpleaños ¿no?" y yo le dije "¿A dónde?" y el caliente solo dice a bocajarro: "¡¡¡Al Manhattan!!!", el cual no era otra cosa que un antro tabledancero de muy dudosa reputación localizado en aquella pintoresquísima zona chilanga conocida como la "Zona Rosa" o "Zonaja" para los conocedores.

Asi que, a bordo de "El Mayatito Asesino" (mi VW modelo ´82 color verde mayate que me duró toda la carrera, no piensen mal) nos encaminamos cual cruzados a Tierra Santa con la sana intención de echar muy bonito desmadre cómo se debe (¡No todos los días se cumplen años, carajo!). Anyway, al llegar al lugar, vamos pidiendo una botella de Presidente Añejo o algún otro matarratas del lugar cuando se nos acerca una de las "chicas" como Dios las trajo al mundo con el pretexto de que le prendieramos un cigarro y le dispararmos una cubita. Al acceder gustosos empezamos a platicar dejando que los minutos resbalaran cachondamente por el piso alfombrado del antrete, y, como buenos comunicólogos que eramos, acabamos entrevistando a la chavita esta que nos dijo entre otras cosas que vivía por la Merced, tenía una escuincla de 6 años y trabajaba de día en una perfumería del centro histórico... me sentía Cristína Pacheco.

Ya a eso de la medianoche, medio zarazos, cuando las luces y las sombras del lugar jugaban con nuestra mente y convertía a todas las tipas del lugar en unas verdaderas Miss Universo, comienza la variedad en el lugar, el animador, que tenía una voz de locutor de Núcleo Radio Mil, convoca a los parroquianos a una rifa, la cual consistía en elegir un número de 1 al 10, apuntarlo en un papelito, ponerlo en una tómbola y el tercero que saliera, se ganaba totalmente gratis y sin ningún compromiso un table dance con la chica de su preferencia. El jarioso de Gabriel me convenció de que le entrara, y yo, con dudas, garrapateé (ya estaba muy pedo) el numero tres en una servilleta y la eché a la tombolita plasticosa.

Entonces que empieza la sacada de los tres papelitos con todo y efectos de sonido por parte de la orquesta del lugar, trataré de reproducir textualmente estos inolvidables momentos:

Anunciador.- El primer número es... (efecto de suspenso del baterista) ¡el número diez!
Concursante uno.- ¡Puta madre! (Seguido de un Wa wa wa wa wawawawawa del trompetista)
Anunciador.- El segundo número es... (el mismo efecto del baterista) ¡el número seis!
Concursante dos.- ¡Mierda! (seguido del mismo efecto del trompetista)
Anunciador.- Yyyy el tercerrrr número essss... (aquí se tardán más con el efecto del suspenso) ¡¡¡¡El número tressssss!!!!

En eso todo el infierno se dasata en forma de unas fanfarrías que ya quisiera el mismísimo Hipodromo y el Gabriel que se para de inmediato y me señala: "¡Aquíiiii! ¡Aquí está el ganador!", y yo nada más con la cara roja, roja, roja y entre las manos, mientras el cabrón del animador me jalaba para el escenario y me pone en filita a todas las ladies. Estuve como 5 minutos, hasta que me decidí por una güera vodka (tenía el oso negro) que tenía el nombre artístico y muy zarista de Katushka, la cosaca del Volga. Me ponen una silla atrás del tubo y la güeroshka-buenoshka se me encima sin dejarme de hacerme cositas en mi "aquellito" y para ponerle un toque más surrealista, todos los presentes comenzaron a cantar "Las Mañanitas" ya que el ojete del Gabriel le dijo al animador que era mi cumpleaños. ¡Putísima exaltación!

Ya salimos de ahí como a las tres y todavía Gabriel me jala a otro table en donde yo solo me quedé ahogandome en alcohol, asimilando mi única (hasta ahorita) experiencia con la Rusia zarista mientras el Gabriel se echó unos tres dark rooms el muy cerdo y al final de la agitada noche, o del día, como quieran verle, acabamos desayunando en el Whataburger que estaba cerca de la ENEP Acatlán, pero eso sí, jamás olvidaré esa piel blanca como la leche y los rulos albinos de ¡¡¡Katushka, la cosaca del Volga!!! ¡Da!

Dedicado al guarro de Juan Noh, amigo y compañero de HTC

No comments: