Friday, December 24, 2010

Tlacuilo monero



Apenas hoy me agregó al Facebook un gran amigo de aquellos épicos años del H.H.H. (Honorable, Humanístico y Huevón) Colegio Moderno Tepeyac, José Luis Martínez -alias "El Vocho" para los allegados en esa subcultura escolar- el caso es que puso en mi muro el comentario de "Aún recuerdo que me gustaban mucho las caricaturas que hacías... ¿Sígues con eso?" e hizo que me acordara de uno de los últimos proyectos/trabajos que hice en la preparatoria de tán gloriosa institución, fue en la clase de Literatura Iberoamericana (o LIA para los iniciados en esa nomenclatura preparatoriana) y que la daba un profesor que nada más recuerdo que era fanático de Marcel Proust y nos dijo que teníamos que hacer un proyecto verdaderamente ORIGINAL porque justamente quiso nuestra pinche perra suerte que en ese año (1991) era el 20 aniversario de la escuela y quería cosas muy especiales si no, nos iba a tronar en la materia como ejotitos tiernos y de ahí nos vemos en el extraoridinario... ¡COOOÑO!

¿Estámos de acuerdo que cuando dijo eso faltaba como un puto mes para que acabara el chingado año escolar y todos estábamos hasta la madre de las clases?, es más, ya todos andaban esperando la graduación, ellas checando los vestidos, ellos rentando los "smokins", visualizando la fiesta, el chupe, en fin, ¡¡¡SENTIRNOS GRANDES, PAPÁ!!! y llega aquel desgraciado con la sublíme mamada de "háganme un trabajo original o me los castro académicamente"... ¡PUTA MADRE!

Recuerdo que nos pusieron juntos a José Luís y a mi en el grupo, junto a otras chicas que ya ni recuerdo (y perdón que no me acuerde pero ya el próximo año llego a los 40) y nos vimos un par de veces para discutir la idea original que íbamos a hacer para el trabajo aquel pero esas reuniones estaban peor que las sesiones del Congreso De la Unión en Semana Santa ya que a nadie se le ocurría nada y el pobre Jose Luis era el que más preocupado estaba por nuestro destino academico por no decir que sentía que se lo llevaba la más vil chingada, es más, en sus ojos estaba la típica mirada de "¡NOS VAN A COJER, NOS VAN A COJEEER!".

En esas andábamos cuando a mi se me ocurrió una idea que me pareció genial y era hacer un códice con la historia de la Conquista de México pero con caricaturas, y no es por nada pero a mi desde muy mozo se me dió muy bien eso de dibujar gracias a la obsesiva exposición que tuve con historietas de la talla de la irreverentísima "MAD Magazine" hasta la arrabalera "Simón Simonazo" pasando por el sobadísimo "Condorito" y se me hizo buena idea hacer un proyecto así, se lo comenté así al José Luis y dijo que sí, que claro que si pero porque ya estaba hasta el keke de la inactividad pero creo que no sabía a lo que se metía ya que era un trabajal de equipo.

Total que ya todos de acuerdo, casi como a una semana de que entregáramos el proyecto, nos citamos un día completo en la casa de una compañera para hacer TODO el maldito códice, habíamos comprando no sé cuantos metros de cartulina, hartos lápices, un putero de gomas Pélikan y un cerro de plumones de punta fina de varios colores. El proceso de producción iba a estar así: Yo dibujaba, José Luis borraba errores de trazo y los pasaba por plumón y las demás chicas le ponían el colorín, no jodan... fue todo un maldito día de narrar la historia desde que Cortés llegó a costas de Veracruz hasta que le dan gas a Cuauhtémoc en Guatemala.

En mi mente estaban todos los momentos importantes y les agregaba detalles cagados como por ejemplo, cuando llega Cortés a playas veracruzanas, aparte de que llegan los emisarios de Moctezuma a verlos, llegan indígenas a venderles joyas de plata... y ceviche y cocos con ginebra y hasta paseos en lancha y "parachute", total que por cada momento, le metía como 3 o 4 chistes visuales muy folklóricos y del estílo de los Mad Marginals de Sergio Aragones.



Continuaban los trazos y corrían las horas, ahí me dí cuenta de el verdadero arte y la reverenda chinga de ser tlacuilo mexica o hacer caricaturas artesanales del estílo de Disney... yo me acababa los lápices, las gomas Pélikan... las neuronas y las sinápsis; al Vocho se le secaron como 3 plumones... las pestañas y los globos oculares y a las chicas no sé cuántos lápices de colores se chutaron además de la cordura pero acabamos por fin a eso de las 8-9 de la noche, todos hechos unos despojos humanos pero felices de haber acabado con el códice.

Cuando le enseñamos el verdadero tapete de monos que hicimos al ch... profesor, le gustó tanto que decidió exponerlo junto a los mejores para la semana cultural de la prepa, nos exentó a todos y casi hasta beso nos da a cada uno más cuando pasó el evento de marras le pregunté a aquel que si me devolvía el códice ya que -seamos sinceros- fue trabajo de todos y lo queríamos de vuelta ¿y saben lo que me contesto el muy desgraciado? "Ay, De la Garza, no sé dónde quedó, creo que se perdió", entrecerré los ojos, lo maldecí muy, muy, muy en mi interior y me dí la vuelta.

Fue toda una experiencia y ¿quién sabe? tal vez todavía exista por ahí arrumbado en la bodega de la escuela o en la casa del "querido profesor"... pero eso si, el códice quedará en mi memoria por siempre.

¡Gracias por acordarme de esta excelente anécdota, estimado Vocho!

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