Wednesday, September 10, 2008

El infierno en un zumbido

Con la novedad de que el calor de Monterrey es tan húmedo que ya los mosquitos no me dejan en paz, pueblan mis noches y parte de mis días con sus zumbidos y tantos han sido los piquetes que han hecho en mis niveos antebrazos que ya los tengo como de heroinómano neoyorquino... ya me da miedo salir a la calle.

Y para acabarla de fregar, resulta que descubrí un charcazo de agua puerca que se hizo en el micro patio en donde está mi calentador de agua que ya parece el lago Ness, por eso hay tanto mosquito, pero eso sí, ya nada más estoy esperando cuando sale de él un monstruo antediluviano para exhibirlo en el Circo de los Payasónicos y hacerme rico y famoso.

Ya desarrollé un sentido inhumano para escuchar zumbidos a 5 metros de distancia, lo malo es que se ha desarrollado tanto que esta ya rayando en la demencia, ya perdì la cuenta de cuantos he matado pero eso sí, ya tengo la pared de la cabecera de cuarto como motel de la zona de tolerancia de Chilpancingo, nada más falta un kotex sangrado o un condón usado.

Mas lo que hace que salga de mis casillas es que estos lindos animalillos del señor pasan delante de mi fornicando mientras leo como dieciéndome: "MIra maestro, aunque nosotros perezcamos, aquì te dejamos a nuestra descendencia para que de siga quitando la hemoglobina". ¡Es una afrenta!

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