Thursday, June 22, 2006

Odisea en la guardería

Pues con la novedad de que fuí a recoger a las niñas de la Chaparra del Naranjo, las aguerridas y más que animosas Kiki y Koko. Todo empezó así:

La Chaparra me habla ayer al celular a eso de las 6 de la tarde para pedirme un favor, que fuera a recoger a Michelle alias Kiki (6 años) y Janice alias Koko (4 años) a la guardería para después dejarlas en la casa de una Stephanie, una vecinita que iba a tener su fiesta de cumpleaños.

Todo parecía indicar que iba a ser una tarea fácil de llevar a cabo, tan fácil que hasta un animal como yo podía llevar a cabo. ¡Falso!, la experiencia resultó convertirse en toda una odisea homérica, ya que al llegar a la guardería La Esperanza del DIF (Sí, las niñas viven del gobierno ¿Qué quieren? somos probres) Lily me había dicho que iban a llegar a la 1.00 p.m. porque tenían una ensayo bailable de nosequé celebración... ya cuando dieron las 2.35 de la tarde, ya estaba bastante preocupado y la directora (cuyo parecido con los guardias gamorreanos de Jabba de Hutt es increíble) no dejaba de decir "Ya van a llegar" y yo a punto de decirle al gamorreano ese con peluca rubia: "¡¿Pues donde fue el ensayo?! ¡¿En Ciudad Victoria?!"

Finalmente a las 2.30 p.m. hizo su gloriosa aparición el maldito micro que llevaba a todo el chamaquerío y una de las maestras al verlo comentó: "Uh, parece que se descompuso el camión porque no era ese en el que se fueron" (Ah, pinche DIF). Las pobres criaturitas del señor andaban despeinadísimas con la lengua de corbata y con los cachetes color rojo tomate por el calorón regio. Localicé a Kiki y Koko y esperé nada más a que se cambiaran su uniforme para irnos en fa a la fiesta de la amigüita. Ya en el coche tuve que manejar con pinzas y sumo cuidado, ya que llevaba a las dos cosas más importantes de mi Chaparra y ellas no paraban de hablarme y yo tenía que contestarles, pero eso sí, depués de este paseo, ya puedo decir que soy Multi-Task, me cae.

Una vez frente a la puerta de la casa de la vecinita del convite que Kiki, la mayor, se me pone a llorar diciendo que no quería ir a la fiesta, ya que no conocía a ninguno de los niños mas que a la festejada (Ranchera me salió, ni hablar) y yo con el corazón hecho garras decidí hacerle compañía a las dos fuera de su casa hasta que llegara su mamá, la Chaparra del Naranjo sin importar que me pusieran retardo en el trabajo.

Les compré a cada una una botella de agua porque la calor estaba gruesa (yo me agencié una cocota) y nos pusimos a echar el chal y platicar del ensayo, el baile que iban a hacer, la fiesta, los juegos de la fiesta, la amigüita, el pastel, los regalos, las razones por las que llegaron tarde a la guardería la cual fue que el micro se quedó sin gasolina (Ah repinche DIF) y mil y un cosas más, de todas las cosas que hablan los niños. ¿Saben qué? disfruté mucho el platicar y convivir con las dos, cada una tiene su propia personalidad pero las dos ya son partes muy importantes de mi vida y no hubiera cambiado por nada del mundo esta experiencia que acabo de tener.

Me sentí papá.

Se siente muy bien.

2 comments:

Ginger said...

Ahhhhhhhhhhh!!!! Cómo me ha hecho usted reír con esta "crónica de una tarde de fiesta anunciada". ¿Osease que asté ya es todo un señor padre de familia? Vaya parece que todos los que me rodean van para ese mismo lado...

Besos paternales!

Garash said...

Muy buena la crónica de la tarde, y con dos niñas, el calor, manejando claro que te conviertes en multitask!!
Me latió tu blog. Saludos hasta las tierras donde andas exiliado...