Henry Moore y mi dieta

Lo prometido es deuda... este blog va dedicado a la querida Yo sobre la inauguración en MARCO de la sofisticadísima exposición del escultor Henry Moore (1898-1986), la cual fue abierta al público con bombo y platillo el pasado viernes.

En este exclusivísimo evento en donde asistió la creme de la creme de la sociedad regia se encontraba la presidenta del consejo, la mera mera petatera Nina Zambrano; el curador de la exposición, el Excmo. Toby Treves; el embajador de Inglaterra, John nosequé; el asistente del embajador de la Patagonia del Sur, la secretaría del ambajador de Arabia Sordita, toda la flotilla del British Council y demás personalidades del mundo de altísimo copete cultural... Me sentía en el comercial de Ferrero Rocher ¡A-rroz!

La exposición cuenta con alrededor de 50 piezas prestadas de la Tate Gallery, la Henry Moore Foundation y de hasta coleccionistas privados. Como diría el viejo adagio regio: "¡Ora sí que echaron la carne al asador! ¡I, Ñor!" También se exhiben una serie de trabajos sobre papel que, por lo menos en alguno de los casos, eran el trabajo previo a la talla en la que tenía como materiales favoritos a la piedra, el bronce, el hueso y la madera. Ésta rememora las semanas que estuvo Moore en México allá por 1953 en donde conoció a Rufino Tamayo, a David Alfaro Siqueiros y a Diego Rivera.

La exposición se dió completamente en inglés, así que, si los asistentes no le mascaban mucho al inglés de las bretañas, nada más asentían pensativamente con la cabeza, mientras se sobaban la barbilla y poniendo cara de "¡Qué interesante!" cuando no entendían ni madres. Si quieren más información sobre éste soberbio, exquisito evento, chequen http://www.marco.org.mx/expo_vigente.htm

Ahora, por otro lado, después de mi roce con la polecía que voy a principios de semana con un acupunturista instado por mi madre (quién está pasando ahorita por una etapa mística, mientras no se haga discípula de algún Yogi balín cual Beatle todo estará bien), para que me tratara la alergia que, año con año, como reloj, me jode la existencia. Después de darle los síntomas me pregunta: "¿Y cómo estás comiendo?"

Ahí fue donde "Todo se derrumbó dentro de mí, dentro de mí" como diría el glorioso Emmanuel, ya que el querido acupunturista me retacó una dieta en donde no voy a poder tomar tortilla, pan, azucar, salchichas, arroz, frijol, etc., etc. y bla, bla, bla... Después me pasó a un cuarto con camas en donde me dijo que me iba a poner unas agujas en las manos, los pies, la frente y la méndiga nariz, algunos dicen que es muy relajante, pero a mi me dió más ansia tener metal clavado en mi carita de niño Gerber. Esto de la medicina alternativa es otro universo.

Total que he andado desde esta semana "comiendo sano" además de salir hacer ejercicio en la mañana acompañado del Merlin, el perro de la familia. Hay que reconocer que me siento más ligerito pero ¡carajo, mataría ahorita por un burrito! Mañana voy otra vez a que me claven más agujas... mientras no sea por donde el sol no alumbra, todo está bien.

Los mantendré informados de mis progresos dietísticos... ¡Todo sea para verme más buenote! Ajá...