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¡Coño! Con la novedad de que, checando en el historial de mi blog, resulta que el primero fue escrito a principios de octubre, así que si las matemáticas no me fallan y las estaciones no han sufrido algún trastorno meteorológico por tanto huracán, este mes se cumple un año de que este blog haya visto la luz.

Antes de que este blog comenzara a pervertir las buenas conciencias de bloglandia, la idea de escribir no era nueva para mí, recién llegando a Monterrey, fresquito todavía de la ciudad de México, transpirando todavía smog, decidí escribir para estar en contacto con mis amigos de chilangolandia y también para exorcizar mis demonios pero tenía qiue ser con un alias. Inventé muchos y ninguno me parecía satisfactorio, hasta que, una vez, mientras tomaba un agua mineral "Topochico" para calmar la perra sed (aquí casi no hay "Peñafiel"), las musas me cachetearon, me zarandearon y me dijeron que ESE nombre era el que buscaba, algo que fuera con mi personalidad excéntrica que se combinara a la perfección con algo muy típico de Monterrey.

Cada domingo (el día más melancólico de la semana) escribía una crónica de alguna cosa que me hubiera pasado y uno que otro progreso por entender a la sociedad regia, olorosa de cabrito. El tiempo pasó y muchas amistades me decían que mis crónicas eran un soplo de frescura llegado del norte, que esperaban cada domingo fervientemente cual chachas para saber la nueva cuita del aguerrido y sofisticado Marqués de Topochico, en la más pura tradición de la novela por entregas que popularizara el decimonónico Alejandro Dumas. (Todos esos mails los guardé en un diskette, espero algún día encontrarlo e imprimirlo y quien quita, igual hasta publicarlos, a ver quien malgasta su dinero de esa manera, pero nunca se sabe...)

Quiero agradecer a todos los que me hacen el favor de leerme, secando así las neuronas con esta literatura tóxica, quiero agradecer a los maestros Jorge Ibargüengoitia por su irreverencia, a Henry Miller, Charles Bukowski y Hunter S. Thompson por publicar guarradas y poder vivir de ello... cuando sea grande quiero ser como ellos.

Quiero agradecer a mis papases, a mi tía Rebeca, muy importante a el compa Rafael Tablado por chingarme tanto para que creara un blog, a todos los regios que me han ofrecido su amistad como Zebra, la Princesa Caballero, Chuy, Livis, Chip, "el muchachito amarillo" Novoa, a la prima Gloria, a la chilanga Mónica, a "Galletitas" Lara, "El Jibarito" Gallegos, Juan, Marco, la "dotora" Josefa, Karla, Brendita, Freddy, Tania, Lía, Emmanuel y otros que no me acuerdo ahorita, a mis lectores de bloglandia como Ginger, la fan número UNO UNO UNO (Al más puro estilo de los comerciales ochenteros de Lila Déneken), al rockerísimo Carlos Jesús desde Barcelona, al industrioso Javier en las selvas vírgenes de Comitán, Chis., a la iconoclasta Alice en el tropical Tampico, a Ceci Ávila, Artur, Tania, Oskitar y a Yo en el mugriento, gris y queridísimo De Efe.

Pero sobre todo, gracias a la chaparrita del naranjo Lilia Rodríguez por dejarme entrar en su vida, quererme mucho y aguantar mis pendejadas ya desde más de un año (¡Esta cabrón eso... ¡Creánme!) y también a sus hijas Michelle y Janice porque me dejan regalarles tazos y jugar con ellas.

El pastel de chocolate de tres pisos de "El Globo" está servido, la vajilla del siglo XVIII de plata de Taxco pulidita y reluciente, el champagne burbujeante, todo está listo para el momento culminante y las velitas del pastel les dicen... Blow Me!

Pidan su deseo maeses...